La palabra verdadera es la que
transforma el mundo
Paulo Freire y las pedagogías criticas
Para Freire la educación debe servir
para que los educadores y educandos “aprendan a leer la realidad para escribir
su historia”. Ello supone comprender críticamente su mundo y actuar para
transformarlo en función de “inéditos viables”; en torno a dicha acción y
reflexión y a través del diálogo, los educandos y los educadores se constituyen
en sujetos. Con base en esta síntesis de sus planteamientos, desarrollaré las
ideas básicas sobre cada una de estas cuatro dimensiones referidas:
1.
Educar es conocer críticamente la
realidad
2.
Educar es comprometerse con la
utopía de transformar la realidad
3.
Educar es formar sujetos de dicho
cambio
4.
Educar es diálogo.
1. Educar es conocer críticamente la realidad
Freire considera la educación como un
acto de conocimiento, una toma de conciencia de la realidad, una lectura del
mundo que precede a la lectura de la palabra[1].
En efecto, su método de alfabetización parte de la exigencia de una
investigación por parte de los educadores de la realidad de los educandos y de
la lectura que éstos hacen de la misma, expresada en su lenguaje. Ya en el acto
alfabetizador, se parte de la apropiación problematizadora de la realidad y de
la discusión de las lecturas “ingenuas” de los educadores y educandos; a través
del diálogo sobre problemas significativos, los iletrados aprehenden
críticamente su mundo, a la vez que aprenden a leer y escribir.
2. Educar es una práctica política
Para Freire la educación nunca es neutra. Toda práctica educativa es
política, así como la práctica política es educativa. Las prácticas educativas
siempre son políticas porque involucra valores, proyectos, utopías que
reproducen, legitiman, cuestionan o transforman las relaciones de poder
prevalecientes en la sociedad; la educación nunca es neutral, está a favor de
la dominación o de la emancipación.
3. Educar es diálogo que nos hace sujetos
Para Freire la educación tiene su razón
de ser en el carácter inacabado de los seres humanos. Hombres y mujeres somos
seres inacabados que si lo reconocemos, necesitamos de los demás para conocer y
transformar el mundo a la vez que nos construimos como sujetos. El reconocer
ese sentido de carencia, de necesidad de los otros para conocer, actuar y ser
en el mundo, justifica la posibilidad de la educación, que no puede ser otra
cosa que comunicación y diálogo.
La
educación popular hereda la pedagogía de Freire
En torno a la discusión y puesta en
acción de los planteamientos de Freire y
en un contexto signado por la radicalización de las luchas sociales bajo el
imaginario de la revolución, surgió en América Latina una corriente
educativa comprometida con los sueños,
proyectos y movimientos de liberación social y cultural: la Educación Popular.
En efecto, la década que comenzaba se caracterizó por el auge de movimientos
sindicales, campesinos, de pobladores urbanos, de artistas y educadores
comprometidos, así como de partidos y movimientos de izquierda política.
En
ese contexto, la educación popular (en adelante: EP) se fue configurando como
una corriente educativa y pedagógica que acompañaba el ascenso de dichas luchas
y movimientos de resistencia y
liberación. Tal “politización de la educación” y “pedagogización de la
política” que se dio en una coyuntura de auge de las luchas sociales y del
compromiso de los educadores y otros profesionales con dichas luchas, dio
origen al llamado discurso fundacional de la EP, cuyos rasgos distintivos (con
las variaciones propias de los diferentes contextos nacionales), podemos
sintetizarlos así[2]:
1. Lectura crítica de la realidad social,
en particular de las injusticias generadas o acrecentadas por el sistema
capitalista, y del papel reproductor del orden social que juega el sistema escolar.
2. Opción ético política
emancipadora, al identificarse con la
construcción de una sociedad en la cual se superarían las injusticias e
inequidades actuales, proyecto que se identificaba con el socialismo.
3. Contribución a la constitución de los
sectores populares como protagonistas de esta transformación social, a partir
del fortalecimiento desde la educación, de su organizaciones y movimientos.
4. Lo educativo como formación de una
conciencia crítica en los educandos populares, entendida como toma de
conciencia de la realidad injusta y de la necesidad de transformarla.
5. Creación de metodologías de trabajo
basadas en la construcción colectiva de conocimiento, el diálogo y la acción.
[1] FREIRE
Paulo (1983). El acto de leer y el proceso de liberación. Siglo XXI, México,
pp. 51
[2] Biblat.unam.mx>index>journal>eduacacion(san
jose)
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